miércoles, diciembre 31, 2008

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He soñado los últimos días que paseo por Av. Figueroa Alcorta (cicatriz!) después de Recoleta, caminar Callao hasta Córdoba, entrar al Subte tomar la línea verde para llegar a Plaza Italia admirando las bellas minas argentinas y perderme cual cinta de Moebius hasta llegar a la estación 72nd St y caminar al oeste rumbo al Dakota Building. Cruzo Central Park hasta la 5th Av. donde tomo un camión decorado con filetes porteños para llevarme al barrio de Boca y recorrer el tango y sus mujeres imaginando Times Square en un extremo y el Obelisco mero enfrente.

Camino Broadway hasta Av. Corrientes, tomo un ferry en Puerto Madero para llevarme a Ikea en Brooklyn, compro un tapete y unas materas y regreso a tiempo para pasar a San Telmo y comer un bife de lomo con un malbec y reir de mi embriaguez, no sé cómo regresé al Splendido Hotel. Al día siguiente me dirijo al Guggenheim y cientos de Arc of Hysteria cuelgan del Planetario Galileo Galilei y quiero besar a una negra hermosa (trae lentes de pasta dura) y la invito a ver a radiohead en el Estadio Centenario. La pierdo en la multitud que celebra eufórica de regreso al buquebus que nos hará cruzar el Río Hudson.

Llegando, me siento perdido caminando por la 18 de julio hasta llegar a mi hotel (Borges Design Hostel), justo atrás de la Universidad de Columbia cerca de Playa Pocitos. Me instalo, tomo un baño y salgo a ver lo que depara la noche en el Teatro Colón, estará la Orquesta Filarmónica de Nueva York tocando las estaciones porteñas de Piazzolla. Genial. Saliendo, mero enfrente está el Café Bacacay y ahí ceno con un tannat y pienso en la posibilidad de viajar a Punta del Este. Regreso al hotel y reviso mi correo y algunos diarios, el dólar está a $10, reservo mi vuelo de regreso a México.

Al otro día tomo rumbo a Punta pasando por New Jersey, la ciudad está desierta, parece un pueblo fantasma, hace un poco de frío, es mayo y es casi mitad de otoño, el otoño porteño. Hay que cruzar el Rio de la Plata y tomo por el puente de Brooklyn. Todo el camino vengo escuchando a Cerati. Bocanada suena perfecto conforme se vislumbra el skyline, es tarde y llegando a Wall St me pierdo entre las calles hasta que me doy cuenta que estoy en el Ground Zero, justo donde la historia dio una vuelta inesperada; pregunto a un paisa cuál es el subway más cercano y me manda a Chambers St.

El anden está vacío y en la otra dirección veo a todas las personas más importantes para mí, en mi anden llega una chava, ella está perdida -me dice en inglés-, le digo que yo también, es evidente que ambos hablamos español, se llama Daniela, es fotógrafa y dice que es de Monterrey. Subimos al vagón y el viaje se hace extenuantemente largo, el tren sigue su paso sin detenerse en ninguna estación, poco a poco las estaciones van cambiando y el sonido de decenas de trenes me arrulla hasta quedarme dormido, es agosto y es verano, hace un calor de la chingada.

En ese lapso soñé que en Ellis Island se acumulaban todas las esculturas y monumentos del mundo, desde la Floralis generica, la mano enterrada en la Playa Brava, el arco de Washington Square y todas en perfecta armonía con la Estatua de la Libertad.

Desperté y sólo vi una gran mancha urbana, un oceáno de luces desbordando un gran valle, el tren es ahora un avión y no quiero bajarme.

Buenos Aires - Montevideo - New York (2008)

Ya queda sólo un día y un segundo adicional.

Fuck off 2008, i love you 2009.

sábado, diciembre 13, 2008

All things must pass


the Milky Way as seen from Death Valley, 2007 (wikipedia)

traigo rondando en la mente el hecho concreto y real de que la historia de la existencia de la humanidad (homo sapiens) corresponde a una fracción del tiempo que al sol le toma orbitar a la vía láctea (225-250 millones de años), es decir, probablemente nuestra existencia en la Tierra se de en menos de un año galáctico y no me refiero a la vida de un ser humano en particular sino de toda la especie. De todos modos es un hecho que nuestro planeta dejará de existir o no será viable de sostener la vida en unos 4500 millones de años cuando el sol se convierta en una estrella gigante roja, ya no se diga además el hecho de que en unos mil millones de años con el incremento de luminosidad del sol (y demás termodinámica implicada) se evaporará el agua de la Tierra y bueno ya con eso. Claro que son escalas de tiempo en las que también es mucho más probable que nos autoextingamos, pero bueno.. de que vamos a valer madre vamos a valer.

Pero el tema que me ha fascinado es la casualidad y causalidad de que la vida en la Tierra haya sido posible en cierto periodo y posición del sistema solar dentro del grupo de estrellas del cinturón de orión al que el sol pertenece, quizá en cuanto alcancemos el conocimiento necesario y tengamos la tecnología suficiente podremos mudar de Tierra de acuerdo a las condiciones favorables para nuestra especie, es decir.. si de por sí parte de la humanidad está dispuesta a pelear en guerras que en el futuro serán por alimentos, agua o aire limpio, por qué no vamos armando una sociedad científica sin credos religiosos o económicos, ni gobiernos, ni nacionalidades, con el fin de catapultarnos a la supervivencia eterna (como especie) bajo el cobijo de otras estrellas, en otras galaxias.. quizá con el tiempo hallemos la manera de regresar en el tiempo y el espacio y cambiar las cosas para que al menos en lo que le queda de vida a la Tierra disfrutemos de vivir aquí como creo que debería ser posible.

Con toda esta información.. me resulta más claro que el adherirse a una deidad local conocida es el equivalente a tomar la pastilla azul de Matrix.

Demasiada ciencia ficción e ingenuidad.

Love is the answer!